domingo, 6 de noviembre de 2011

Cuando la realidad se vuelve más oscura que la mentira...
Y sin embargo, a pesar de todo, seguir ahí, incondicional, con una gran sonrisa azul. Dejando así que se mezcle con el cielo de la noche estrellada, con el brillo de los ojos enamorados.
Una mentira muy bien mostrada, que no se puede ver a la vez.
En qué creer, en qué pensar si es la realidad. Todo el tiempo mintiéndonos, con el amor en palabra, pero con el odio en la acción.

Pude entregarte mi vida, pude entregarte mi calor y mi sonrisa; pero no puedo entregarte más si nada recibo a cambio, si en verdad todo lo que recibo es indiferencia. Te quedás con la mentira, yo me quedo con la realidad... Yo estar enamorada, y vos ser indiferente en todo momento.

-Julieta-

sábado, 8 de octubre de 2011

      CANCIONERO Y ROMANCERO DE AUSENCIAS

      [29]


    Ausencia en todo veo:
    tus ojos la reflejan.
    Ausencia en todo escucho:
    tu voz a tiempo suena.
    Ausencia en todo aspiro:
    tu aliento huele a hierba.
    Ausencia en todo toco:
    tu cuerpo se despuebla.
    Ausencia en todo pruebo
    tu boca me destierra.
    Ausencia en todo siento:
    ausencia, ausencia, ausencia.

    Miguel Hernández

viernes, 5 de febrero de 2010

SILENCIO

Un día estaré muerta, blanca como la nieve,
dulce como los sueños en la tarde que llueve.

Un día estaré muerta, fría como la piedra,
quieta como el olvido, triste como la hiedra.

Un día habré logrado el sueño vespertino,
el sueño bien amado donde acaba el camino.

Un día habré dormido con un sueño tan largo
que ni tus besos puedan aliviar el letargo.

Un día estaré sola, como está la montaña
entre el largo desierto y la mar que la baña.

Será una tarde llena de dulzuras celestes,
con pájaros que callan, con tréboles agrestes.

La primavera, rosa, como un labio de infante,
entrará por las puertas con su aliento fragante.

La primavera rosa me pondrá en las mejillas
-¡la primavera rosa!- dos rosas amarillas.

La primavera dulce que me engañara a amarte,
la primavera misma que me ayudó a lograrte.

¡Oh, la tarde postrera que imagino yo muerta
como ciudad en ruinas, milenaria y desierta!

¡Oh, la tarde como esos silencios de laguna
amarillos y quietos bajo el rayo de luna!

¡Oh, la tarde embriagada de armonía perfecta:
cuán amarga es la vida! ¡Y la muerte qué recta!

La muerte justiciera que nos lleva al olvido
como al pájaro errante lo acogen en el nido...

Y caerá en mis pupilas una luz bienhechora,
la luz azul celeste de la última hora.

Una luz tamizada que bajando del cielo
me pondrá en las pupilas la dulzura de un velo.

Una luz tamizada que ha de cubrirme toda
con su velo impalpable como un velo de boda.

Una luz que en el alma musitará despacio:
la vida es una cueva, la muerte es el espacio.

Y que ha de deshacerme en calma lenta y suma
como en la playa de oro se deshace la espuma.

...............................

Oh, silencio, silencio... esta tarde es la tarde
en que la sangre mía ya no corre ni arde.

Oh, silencio, silencio... en torno de mi cama
tu boca bien amada dulcemente me llama.

Oh, silencio, silencio que tus besos sin ecos
se pierden en mi alma temblorosos y secos.

Oh, silencio, silencio que la tarde se alarga
y pone sus tristezas ern tu lágrima amarga.

Oh, silencio, silencio que se callan las aves,
se adormecen las flores, se detienen las naves.

Oh, silencio, silencio que una estrella ha caído
dulcemente a la tierra, susurra, gime y rueg.

Oh, silencio, silencio... que el silencio me toca
y me apaga los ojos, y me apaga la boca.

Oh, silencio, silencio... que la calma destilan
mis manos cuyos dedos lentamente se afilan...


Alfonsina Storni

miércoles, 13 de enero de 2010

ANTES DEL ODIO

Beso soy, sombra con sombra.
Beso, dolor con dolor,
por haberme enamorado,
corazón sin corazón,
de las cosas, del aliento
sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia,
pero sed alrededor.

Corazón en una copa
donde me lo bebo yo
y no se lo bebe nadie,
nadie sabe su sabor.
Odio, vida: ¡cuánto odio
sólo por amor!

No es posible acariciarte
con las manos que me dio
el fuego de más deseo,
el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos
abaten en ellas hoy
hierros que cercan las venas
y las muerden con rencor.
Por amor, vida, abatido,
pájaro sin remisión.
Sólo por amor odiado,
sólo por amor.

Amor, tu bóveda arriba
y no abajo siempre, amor,
sin otra luz que estas ansias,
sin otra iluminación.
Mírame aquí encadenado,
escupido, sin calor,
a los pies de la tiniebla
más súbita, más feroz,
comiendo pan y cuchillo
como buen trabajador
y a veces cuchillo sólo,
sólo por amor.

Todo lo que significa
golondrinas, ascensión,
claridad, anchura, aire,
decidido espacio, sol,
horizonte aleteante,
sepultado en un rincón.
Esperanza, mar, desierto,
sangre, monte rodador:
libertades de mi alma
clamorosas de pasión,
desfilando por mi cuerpo,
donde no se quedan, no,
pero donde se despliegan,
sólo por amor.

Porque dentro de la triste
guirnalda del eslabón,
del sabor a carcelero
constante, y a paredón,
y a precipicio en acecho,
alto, alegre, libre soy.
Alto, alegre, libre, libre,
sólo por amor.

No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy. Siénteme libre.
Sólo por amor.


Miguel Hernández

domingo, 29 de noviembre de 2009

Poema Del Fracaso

Mi corazón, un día, tuvo un ansia suprema,
que aún hoy lo embriaga cual lo embriagara ayer;
Quería aprisionar un alma en un poema,
y que viviera siempre... Pero no pudo ser.

Mi corazón, un día, silenció su latido,
y en plena lozanía se sintió envejecer;
Quiso amar un recuerdo más fuerte que el olvido
y morir recordando... Pero no pudo ser.

Mi corazón, un día, soñó un sueño sonoro,
en un fugaz anhelo de gloria y de poder;
Subió la escalinata de un palacio de oro
y quiso abrir las puertas... Pero no pudo ser.

Mi corazón, un día, se convirtió en hoguera,
por vivir plenamente la fiebre del placer;
Ansiaba el goce nuevo de una emoción cualquiera,
un goce para el solo... Pero no pudo ser.

Y hoy llegas tu a mi vida, con tu sonrisa clara,
con tu sonrisa clara, que es un amanecer;
y ante el sueño más dulce que nunca antes soñara,
quiero vivir mi sueño... Pero no puede ser.

Y he de decirte adiós para siempre, querida,
sabiendo que te alejas para nunca volver,
Quisiera retenerte para toda la vida...
Pero no puede ser! Pero no puede ser!

José Angel Buesa

jueves, 8 de octubre de 2009

EL MUNDO


El naufragio me llevó a conocer la marea
La marea me hundió y acá me tiene.
Cuando siento el amor de los duendes que creo
Cuando siento que acá están y no los veo.
Cuando creo que el agua que me queda
Está en un cactus, lejos, bajo la tierra.
Cuando siento a la razón que me sopla y me ciega
Me pesa la brisa, me afana las ideas.
Cuando veo el dolor de esta tierra
Mil almas me hunden en un coctail de arena.
Cuando se levanta el viento y veo lo que soy,
Siento que me arrastran los bueyes.

El mundo me acribillará,
los días mal que mal ya pasarán.
Las tardes que vivimos, nunca volverán,
Como una pintura nos iremos borrando.

Una radio sin habla, un desierto sin fin,
Una brújula, un camino que va a Paris.
Una calle sin salida, un velero que naufraga
Un jardín de color, una moneda, una mentira.
Una carta de tarot que me muestra la fortuna,
Un país sin frontera, un ejercito que huye
Una rosa rococó que me enseña mi abuela,
Nunca la voy a ver, antes de que muera.
Una noche en la puna con la luna,
Una canción de cuna, que me sube en el aire.

El mundo me acribillará,
los días mal que mal ya pasarán.
Las tardes que vivimos, nunca volverán,
Como una pintura nos iremos borrando.

La Zurda

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Las Rubaiatas

SI YO GOBERNASE EL MUNDO
con poderes de creador,
lo destruiría...

Y pondría en su lugar
un paraíso
edificado con cariño,
en el cual no hubiese lágrimas,
odio,
guerras.
Y donde no reinase la hipocresía.

Si yo tuviese poderes de creador,
¡Qué distinto sería el mundo!

En él,
los hombres se unirían,
sin sudor y sin sangre,
para cultivar libremente
los supremos ideales del Amor.

Omar Khaiame